Putos críos

Mi buitre pequeño en plena acción, no lleva un patinete... pero ¿a que está guapo?

Ayer estuve a punto de padecer una muerte por patinete. 

Putos críos. 

Estando yo incubando todos los bichitos, a ver si se cansan y se van a otro cuerpo (¿por cierto, algún/a voluntario/a para hacer de "nave nodriza"?) toda enrollada en la manta, y rodeada de todos los coñacs, infusiones y mimitos que me habéis traido, descubro que se me han acabado las aspirinas. 

Como mi buitrecillo tiene una apretada vida social y no está en casa, y al hurón aún no le he enseñado a traerme las zapatillas, cuanto menos a ir de compras, no me queda otra que convertirme en cebolla (por lo de las capas, no por el llorar, que también) e ir yo a la farmacia.

Salgo de casa cual muñeco Michelin y se me cruza un puto crío con un patinete diabólico y ruidoso. 

Es bien sabido que a servidora le basta el leve posar de una pluma, o el tropezón con una raya de lápiz para ir al suelo, solo hace falta que la ayuden. 

Y ahí estoy, con mis mocos colgando, estirada todo lo larga que soy, y el pobre niño todo rebozado del tortazo que se acaba de dar también, intentando levantarme, y solo repite "porfa porfa no se lo digas a mi madre, que me quedo sin patinete"

Y cuanto más estira de mi, más me entra la risa.

Y los virus que han decidido correrse una juerga en mi cabeza.

Surrealista.

Y es que todo me pasa a mi, todo por unas puñeteras aspirinas, que al final con todo el follón me olvidé de ir a comprar, menos mal que tengo un cargamento industrial de kleenex para ahogar los mocos... y las penas.

Lastimica de mujer.